lunes, 28 de febrero de 2011

BASILEA III

Una vez más, hago referencia en mi Blog a la tan temida crisis financiera, que actualmente sigue en boca de todos nosotros, recordándonos cada día la pésima situación económica de nuestro país, y del mundo en general. Voy a hablar sobre la medida denominada Basilea III, que tras meses de debates sobre cómo dar a los bancos una mayor resistencia frente a esta crisis, fue aprobada en septiembre del año pasado. Es una de las medidas más importantes surgidas de la crisis financiera, y ha sido un acuerdo al que han llegado los reguladores bancarios reunidos en Suiza, obligando a los bancos mundiales a más que triplicar, un 7%, su capital de calidad, para poder resistir sacudidas financieras sin ayuda estatal. 
Las culpas de las turbulencias financieras han recaído sobre la anterior normativa, Basilea II. Pero los banqueros han advertido de que si los nuevos estándares son demasiado severos o su calendario de ejecución demasiado corto, el crédito se vería afectado, lo que frenaría el crecimiento económico y se traduciría en pérdidas de puestos de trabajo.
Este acuerdo conlleva diversas medidas
En primer lugar, sobre el capital estructural (Tier 1), el cual se refiere a las reservas básicas de capital de un banco, calculadas según el riesgo de los activos que tiene en sus libros. El mínimo actual se sitúa en el 2%. El grupo de Basilea ha fijado un nuevo mínimo del 4,5% y ha añadido, por primera vez, un colchón adicional del 2,5% que se suma al capital estructural Tier 1. Cualquier banco que no cumpla con este amortiguador se enfrenta a restricciones de supervisores en pagos como dividendos, recompras de acciones y bonos a ejecutivos. El nuevo colchón tendrá que estar compuesto de acciones comunes. El objetivo del colchón es forzar a los bancos a tener un respaldo adicional cuando los supervisores vean un crédito excesivo en el sistema que amenace con generar morosidad. Esto suma un total del 7%, que triplica (como he indicado al principio de la entrada), el volumen de reservas de activos que los bancos deben reservar frente a las pérdidas. Con la medida, los bancos verán restringida su capacidad para pagar dividendos y bonus.
En segundo lugar, el ratio de apalancamiento, el cual por primera vez es limitado. El balance no podrá exceder en 33 veces el capital estructural.
Y por último, la liquidez. La primera serie mundial de requisitos de liquidez común busca asegurar que los bancos cuentan con suficiente efectivo o equivalentes de efectivo para salir del apuro de un golpe muy severo de corto plazo y de condiciones menos severas en el mediano a corto plazo.
Obviamente, estas medidas van a traer una serie de consecuencias:
- Las nuevas normas se deberán aplicar gradualmente en un calendario que comienza en 2013 y termina en 2018.
- Las reformas no solo aumentan las exigencias de capital para las entidades, sino que endurece la definición de lo que se considera Tier 1.
- El Presidente del Banco Central calificó el acuerdo de "endurecimiento fundamental de los requisitos... que contribuirá a la estabilidad financiera".
- El Banco de España aplaudió ayer las medidas aprobadas en la reunión de Basilea a la que asistió el gobernador de esta institución.
- Los bancos españoles no tendrán que realizar por lo general grandes esfuerzos de adaptación para cumplir las nuevas reglas marcadas por Basilea III.


En mi opinión, frente a la pregunta, ¿en qué mejora esta nueva norma de regulación financiera? Yo respondería que a efectos prácticos, nada. Nada, puesto que la mayoría de entidades financieras que operan actualmente tienen un Tier 1 en la horquilla 6%-9%. Los tests del estrés (ejercicios que valoran la evolución del Tier 1 en función de la evolución del PIB y del paro en 2010 y 2011, y de los tipos de interés a corto plazo), exigen un mínimo del 6% y solo algunas cajas de ahorros están por debajo de este baremo. En este sentido, que los bancos tengan como obligatorio un capital que actualmente mantienen como norma de gestión es una cuestión completamente menor.
El propio sistema financiero tiene un riesgo implícito en su funcionamiento, dado que el apalancamiento es la fórmula usual para conseguir llevar a cabo su actividad crediticia. En esta línea, el problema de fondo se encuentra en el control de la emisión de activos financieros, dentro de dos parámetros cruciales: la solvencia del emisor y la capacidad de devolución y cumplimiento de los compromisos.


Fuentes:
www.eleconomista.es
www.expansion.com


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